
En Ruente destaca la Casona barroca de la Nogalera, con portalada de entrada presidida por un escudete con motivos eucarísticos y las casas llanas que forman parte de las largas hileras que fueron surgiendo a la vera del camino.
El estrecho puente medieval que cruza la fuentona, sobre la que se ciernen muchas leyendas populares, da paso al barrio de monasterio. Junto al puente, uno de los pocos humilladeros del valle indicaba el rumbo a los viajeros. Conserva en su interior una cruz de madera policromada con escenas de la Pasión.
En el barrio de Monasterio podemos contemplar la Iglesia de Santa María Magdalena, patrona del pueblo, levantada en el XVIII sobre el solar que debió ocupar el monasterio medieval y reformado en los primeros años del XX. En el interior aún alberga un retablo barroco. Más adelante se encuentra el Palacio de Mier, con su capilla, construido a finales del ochocientos, atendiendo a los cánones de los modelos neoclásicos, que sustituyeron al barroquismo de las casonas levantadas en la anterior centuria. En Gismana destacan las casas llanas, la mayoría exentas y con corrales o huertos a los lados, formando un conjunto. Muchas de ellas aún conservan sus rasgos originales, a saber, una sola altura, tejado a dos aguas que se alarga por el frente, y un profundo soportal bajo el que se cobija la puerta de entrada, adintelada o bien con forma de arco de medio punto.También destaca entre otras casonas del Siglo XIX, una la casona de Cos y Terán del siglo XVIII que cuenta con dos piezas armeras en la solana.